viernes, 2 de marzo de 2012


La décima en Panamá

La décima es la forma que  el hombre del campo encontró para expresar sus alegrías y pesares, mediante la poesía. En cuanto a género,  es  la estrofa compuesta de diez versos de ocho sílabas. Es una auténtica expresión de la cultura popular, proveniente, especialmente de las Provincias Centrales (Herrera, Los Santos, Veraguas y Coclé).

En Panamá, al igual que en otros países, la décima es herencia de los españoles;  también se le llama espinela o espinel en honor  a Vicente Espinel músico y escritor  español del Siglo de Oro, quien transformó la estructura de la décima. Sin embargo, en nuestro país tiene sus particularidades que la diferencian del resto de los países: una copla (Rima X Y Y X) que luego se glosa en cuatro décimas (Rima A B B A A C C D D C), con una variadísima colección de temas, mismos que definen el torrente o acompañamiento musical, ya sea con guitarra, mejorana, violín y tambor; no obstante, nunca falta  la guitarra o la mejoranera, los otros instrumentos son opcionales.Si el tema es amoroso, por ejemplo,  prevalece el torrente de “Gallino”, con un tono menor, inflexiones suaves y tiempo lento.

La décima panameña, originalmente, era cantada por el hombre del campo durante su faena, ya sea cosechando el arroz, arreando el ganado o sembrando el maíz; surgía como una expresión genuina de sus sentimientos, constituyéndolos en verdaderos trovadores. Actualmente, las décimas se cantan en las “tardes de cantaderas”,  realizadas en los jardines de bailes o toldos con la tónica de quienes cantan, no son los poetas; se habla de “versos aprendidos”.  Aunque, ya al final de la cantadera se cierra con la llamada “Controversia”; que es cuando los cantadores improvisan, demostrando agilidad mental, conocimientos de métrica y rima, con la finalidad de ofender y ridiculizar al oponente. El torrente por excelencia, en este caso, es el “Gallino Picao”, caracterizado por ser rápido y dinámico.

Además, cabe resaltar que hay empresas televisivas que realizan concursos de cantaderas de décimas, tanto para niños como adultos, así como festivales promovidos por el Ministerio de Educación y algunos municipios que buscan preservar la décima panameña como autóctona expresión de nuestro folklore.

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